lunes, 24 de agosto de 2009

Un guiño podría ser suficiente

Algunas veces me gustaría coquetear con el "para siempre". Vernos en un bar, en una noche de lluvia como hoy, invitarle un martini y darle mi mejor mirada, (dicen que cuando quiero, mis ojos matan), para convencerlo de no apartarse de mi lado.
A veces, me gustaría conquistar el "jamás": convencerlo de que deslice un anillo de compromiso, justo a la medida de mi anular, tan huérfano de joyas.
Pero ni "para siempre" ni "jamás". Hay algo que los ahuyenta de mi lado. Por eso, en noches como estas, en que la lluvia arrulla mis sueños y mi piel se resigna a la caricia de las lágrimas, sé que sólo queda el ojalá.

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