domingo, 28 de julio de 2013

Apuntes de tristeza y lluvia...

Hay sextantes, estrellas, mapas, GPS, radiolocalizaciones. Si algún día nos estudia un biológo selenita,  seguramente consideraría que esta especie estaba obsesionada por saber dónde está.
Y sin embargo, los caminos más difíciles de transitar son los propios.
Al menos, sospecho que así ha pasado conmigo. He querido ver lo ancho y ajeno del mundo, y sin embargo, cuando he salido de mí misma, sé que no siempre he encontrado el camino a casa.
Y he hecho lo que hacemos cuando no sabemos dónde dejamos las llaves y debemos cambiar las cerraduras; o cuando el barrio donde vivimos se vuelve contra nosotros, y aún lo amigable que era al principio, nos parece ahora amenazador.
He puesto ventanas donde antes tenía puertas y cambiado las cerraduras para poder sentirme más segura, aunque no sé de qué me protejo, porque igual he perdido lo que más valoraba, lo que más amaba, lo que más me hacía sentido.
Es como darse cuenta que en vez de un mapa se había estado leyendo una receta de cocina. En lugar de una brújula, usábamos unas tijeras.
Es verdad lo que sospechamos... no somos fieles ni siquiera a nosotros mismos...