jueves, 22 de abril de 2010

El que no habla...

Enamorarse a distancia es la cosa más aburrida que hay... más aún que nomás ver zapatos atrás de un aparador o morirse de ganas de probar el merengue de un pastel de bodas.
El problema es que en mi casa, todas las mujeres éramos condenadas y condenables si dábamos la más mínima muestra de interés en los hombres.
"Es una loca, una descocada, mira nomás cómo se viste, cómo se ríe. No va a salir nada bueno con eso", acusaba mi tía Evelia desde su rincón, con su tacita de chocolate y una concha con nata, (y luego nos preguntábamos que cómo que había muerto de esa cosa llamada "diabetes").
Mis tías asentían y nos miraban sin disimulo, recordándonos que debíamos ser juiciosas, darnos a respetar, ser unas completas damas.
Total que crecí convencida de que los hombres leían la mente. Ellos sabrían de mis sutiles señales: mirada tímida, ojeras azulosas, de la sonrisa medida, de los roces apenas insinuados.
Y por supuesto, suspiraba, como debía hacerlo toda señorita que se respete: con mucho misterio. Suspiraba, enamorada a distancia, de hombres a quienes -sin conocer más que la pura fachada- les suponía todas las cualidades, incluso las más improbables, como saber hacer café de olla o planchar una camisa.
Pero ni mis suspiros más sugernetes ni mis más intrincados artilugios dieron resultados. Fuí distante, misteriosa y éterea... y ellos, claramente, nunca me vieron.
La salvación vino gracias a mi tía Maruchán (sí, como la sopa, y por supuesto, no podemos hacer chistes al respecto so pena de que nos mire con ojos furibundos, levante la ceja y diga la temida frase de "pero hay un Dios que todo lo ve y que con nada se queda").
- "Mi'ja, si usté está rebonita, ¿pues qué les hace?"
- "Nada tía. yo soy modesta, callada"
- "Ah, pos ahí está el detalle. Si no les habla, ellos no se enteran"
Mi ardilla mental, que suele ser mucho menos elegante soltó un "ah, ¿te ca'í?, ¿así funciona?"
Y pues, aparentemente así funciona.
Era algo tan sencillo y a veces me arrepiento y otras, siento el dedo acusador de mi tía Evelia... pero vale la pena correr el riesgo nomás por escuchar esa voz que nos dice "tú me gustas"...

Más allá del surrealismo... está México

Debo reconocer que me encanta México. Estoy convencida de que si viviera en Noruega, me faltarían muchas cosas para mi completa felicidad, (empezando por el sol y considerando que soy medio planta, por lo que necesito grandes cantidades de luz para hacer fotosíntesis, y eso sin vivir en Pandora y otras xaladas).
Pero sobre todo, me faltarían las anécdotas cotidianas que tanto material dan para las discusiones de café y las sobremesas.
A ver, ¿de qué pueden platicar los noruegos? No tienen grandes frases de los políticos, ni un poder legislativo que aprueba leyes y justo al día siguiente, explica por qué sus son inviables y no se pueden llevar a la palpitante realidad mexica.
El hecho de que los datos personales, esos que deberían ser privados, se merquen en Tepito sin ningún problema, ya podría ser motivo de extrañeza entre los noruegos, pero que además sean comprados por los propios procuradores de justicia, a través del complejísimo esquema financiero de "la vaquita", porque ni ellos tienen tanta información, es para morir de la emoción.
De hecho, creo que sólo mi angelito de la guarda debería tener esos datos, pero siendo chilango, seguro soltaría la sopa.
Tenemos explicaciones increíbles de por qué una cuadrilla de policías, con perros especializados, no pueden encontrar un cuerpo en 300 metros cuadrados; una entrevista con una vidente para decirnos que en realidad, ya era tiempo de fundirse con la luz y por eso, pues la gente muere.
Sabemos que cuando un funcionario dice que "emprenderá una investigación, caiga quién caiga", en realidad están dando carpetazo.
Claro que vivir en México también arruina algunas sorpresas. Vemos la visión apocalíptica que nos presenta Hollywood, de cuando el destino nos alcance, caigan las bombas, se abra el cielo, lleguen los marcianos o cualquier otra plaga moderna, y los aguerridos mexicanos salimos del cine diciendo "¿Te fijaste qué menso?? Eso se arreglaba con un clip y una liga"