lunes, 27 de julio de 2009

Un mensaje (equivocado) en la oscuridad

Hace unos días, me llegó un mensaje "Voy en camino". Era encantador y lleno de promesas... el único pequeño, diminuto detalle es que... no iba dirigido a mí. Sin embargo, me sirvió de pretexto para plantearme varias preguntas, empezando por la obvia: ¿qué ha pasado con el romance?
Claro, está el que nos enseñó el cine de oro mexicano, donde Jorge Negrete cantaba al pie del balcón de la muchacha, lo cual, siendo "El Charro cantor", era comprensible; sin embargo, mi sorpresa ha sido mayúscula al descubrir a este prototipo de macho mexicano que también bailaba pegadito, cachetito con cachetito, mientras ella se derretía en sus brazos. Para que luego me digan los hombres que ellos son muy machos y no bailan.
Está también la tradición rosa Hollywoodense, donde el muchacho corre desesperado por las calles, porque de repente y sin previo aviso, se da cuenta de que está enamorado, y se presenta ante la puerta de la heroína, sin nada más que un buen discurso. E Incluso el cine europeo, con todo y su carga realista, nos ha regalado grandes momentos al respecto, ahí están todas las
estrategias de Amelie, a la luz veraniega de París.
¿Entonces?, ¿qué es lo que ha cambiado? Quizá las mujeres hemos tenido nuestra porción de culpa, porque ninguna mujer liberada puede, (al parecer y de acuerdo con el secreto de la cofradía), desear esos mensajes de "te extraño", "te quiero", "me gustas"; o peor aún, esperar flores. A mí me gustan las dos cosas, y muchas más, por más cursis (y por más liberada y emancipada que me asuma). Me gustan las flores, los mensajes, los versos (enfatizo: la
poesía no sólo es Bécquer y Paco Stanley no, no, no puede ser considerado un expositor del arte de la declamación o de la poesía).
Pero, para mi mala fortuna, los guionistas de mi vida amorosa han dejado bastante qué desear, en especial, cuando he sido, como diría el inmortal Chava Flores: "romántica insoluta". Simplemente, no he estado en la misma página de los pretensos en cierne. Por un lado, mando versos de amor vía MSM y ellos buscan o la forma más educada de darme las gracias, o, directamente, la salida de emergencia.
Y esa fue otra de mis preguntas existenciales desatadas por el dichoso mensajito equivocado, ¿a dónde van los hombres cuando desaparecen? O mejor aún, ¿por qué desaparecen? Me acuerdo que en algún momento de 2005, hubo mucha información sobre Titán, luna de Saturno y aparentemente, con una estructura que dejaba entrever la promesa de que en algún momento pudo parecerse a la tierra.
Así que, unilateralmente, decidimos mis amigas del alma y yo, que ahí iban a dar los hombres que algún día se despidieron de nosotras con la críptica frase de "te llamo", que para nosotras puede significar una siguiente cita, pero que para ellos es la forma educada de decirnos que no quieren vernos más.
Y aquí viene una tercera pregunta, ¿por qué no se despiden? Entiendo que las reacciones de las mujeres pueden ser de temer, y que haya un poco de cautela mezclado con miedo: no quieren lágrimas, no quieren reclamos, no quieren caer en el lugar común de "no eres tú, soy yo", pero optar por huir sin dejar rastro, no sólo es falto de originalidad, también demuestra una profunda falta de respeto y de educación, aunque esto es material de otro blog.
En fin, mientras llegan los detalles, las flores, los recaditos y todos esos detalles que seguro algunos despistados todavía seguimos procurando, espero de todo corazón, que Titán tenga una linda atomósfera y los que se despidieron con un "te busco después" sean felices allá...

2 comentarios:

  1. Las pocas mujeres románticas que quedan como tu se encuentran con puro patán... y los pocos hombres románticos que quedan se topan con pura mujer indiferente... es la ley de murphy. He dicho.

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  2. Seguro unos son mas romanticos que otros, eso que ni que. Pero yo creo que hay mucho mas romanticos y romanticas de los que pareceria con esta historia. El problema es que hasta los mas romanticos solo lo son a ratos. En las peliculas nos muestran un ratito de la vida de personaje. No sale Jorge Negrete cuando se acaba de levantar y se esta poniendo el cinturon o cambiando la camisa sucia. No vemos cuando Amelie esta en el baño en la mañana toda despeinada, o en el super escogiendo calabazas. En el cine aparecen solo las escenas elegidas con la perspectiva perfecta y con musiquita. Que se crucen dos personas en sus momentos romanticos es muy dificil. Como si eso no fuera poco, ademas los momentos romanticos muchas veces son momentos donde ignoramos al mundo. Muchos y muchas tienen momentos romanticos, pero que coincidan y que ademas se den cuenta el uno del otro es casi un milagro. A lo mejor es alli donde el Cupido juega un papel y lo unico que tiene que hacer con su flecha es llamarnos la atencion para que veamos al que esta enfrente. Asi cada uno de nosotros vive solo y creyendose que ya no hay romanticos. Pero no es asi, solo hay que poner atencion y tratar de acercarse a la gente cuando no esta a la defensiva. He dicho yo tambien (je je)

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