lunes, 12 de diciembre de 2011

¿qué tienes?... "nada"

- No, hija. Los hombres pueden tener muchos defectos, pero al menos cuando les preguntas qué tienes, no te contestan "nada". Ni a mi madre le aguantaba esas respuestas- mi tía Galatea sorbía su mezcal y me dirigía una sonrisa cómplice.
No sé si lo decía en serio o sólo para reafirmar su posición de mujer liberada frente a los ojos de mi abuela. Bueno, en mi casa, tomar el café sin azúcar ni leche ya basta para ser tildado de izquierdoso, y usar escote para que se levante la ceja de forma reprobatoria.
Así que caballeros, sepan que lo sabemos: nos damos por enteradas de su desesperación cuando nos preguntan "¿Qué tienes?" y contestamos con esa palabra que ni el propio Sartre sospechaba de la dimensión que puede alcanzar en los labios de una mujer. "Nada", acompañada, invariablemente, de una mirada al vacío y brazos cruzados.
¿Por qué contestamos así? Ah, esa es la belleza de todo esto: los sentimientos no son democráticos: son una profunda dictadura. Y el silencio es el camino seguro al Gulag sentimental. Con la suerte que hay boleto de regreso (algunas veces).
Y aún en la peor de las dictaduras, hay señales muy claras. Al menos, conmigo: cuando estoy entusiasmada por un prospecto romántico, me acuerdo de versos y poetas a la menor provocación y dejo de buscar compasivamente chocolate. Y cuando la cosa no funciona, se me acentúan las ojeras y empiezo a hablar del riesgo del invierno nuclear (y claro... contesto "nada" cuando me preguntan qué pasa).
Para mi tía Galatea lo peor de traer el corazón maltratado (roto no... afortunadamente) es que cada vez se vuelve más resistente y menos propenso a dejarse sorprender.
- A ver hija, la cosa es muy fácil. No son promesas de campaña: que se mantengan el contacto, expresen su afecto y demuestren que eres importante. Y acuérdate que todos los hombres tienen un Jorge Negrete en modalidad intensa, porque se les olvida que el charro, lo que sea de cada quien, al menos le cantaba a la muchacha que le gustaba. Así que usted no sea como Marga López: nada de llorar en lo oscurito, y por favor, no quiero respuestas de "nada".
Juro que estoy tratando, pero es tan difícil quitarnos lo que está en nuestra naturaleza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario