domingo, 15 de enero de 2012

Es tan absurdo

Cuando ví Amelie... me acuerdo que me perdí en la historia de amor, en la luz veraniega de Paris, en la belleza. Reparé, claro, en la anécdota del hombre con los ojos llenos de lágrimas, que borra de su agenda, los teléfonos de su amigo muerto.
Es devastador. Es absurdo. Habría que tener un ritual especial, un lápiz de punta suave y gentil que nos ayudara a pasar por ese trance. Habría que hacerlo con cuidado y todo el amor, quitando letra por letra, sin el trazo que construimos por primera vez con rapidez, con la garantía de que tendríamos la eternidad para decirles "qué bien me caes", "me encantan tus ojos", "siempre tienes una palabra amable".
Y no decírnoslo a nosotros mismos, no decirlo al aire... cuando sabemos que nuestras palabras empiezan como reclamo y terminan como oración. Que donde quiera que estés... estés mejor... que es absurdo saber que ya no estamos bajo el mismo cielo... Que siempre estarás en el trazo de la memoria, con la palabra perfecta, la sonrisa precisa...
Maldición.

No hay comentarios:

Publicar un comentario