miércoles, 22 de febrero de 2012

ah... esas tardes

Después de pedir un milagro, encuentro la respuesta en tu piel sorprendida, en la huella que dejan los sueños sin concretar. Se me olvida que la mitad del amor es la ilusión. Queremos ser Romeo y Julieta porque no conocieron los años dorados, la desmemoria, el horror de la cotidianidad. Queremos la pasión quemante. La llama que nos consume y que nos convierte en luz. El precio por la ceniza parece poca cosa por ese momento de gloria en que emulamos al sol.
Por eso, amor mío, me deshago en suspiros cotidianos. Por eso, amor mío, pido todos los días que aunque seamos finitos, conozcamos la eternidad de las promesas....

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