miércoles, 16 de febrero de 2011

cuando nada nos une

Amor mío. Estás tan lejos de mis palabras. No hay camino con el que pueda alcanzarte, porque yo misma te exilié de los recuerdos.
Amor mío, ¿qué hay que nos una, cuando no tenemos nada? Eres mi patria más extraña, mi memoria más perdida, el pulso de mis sueños, aún los que me despiertan en angustia.
Quisiera atraerte, amor mío, con la fuerza de las palabras, la pureza del deseo. La experiencia nos muestra que no hay llama que temple más que las promesas; por eso juramos por lo eterno y lo sagrado, nosotros, que no podemos ver sangre porque palidecemos; nosotros, los que jamás nos hemos dicho en voz alta, porque tememos de nuestra propia voz.
Si tan solo pudiera dar ese paso definitivo para buscarte, pero, ay amor mío, sólo me ha sido concedido extrañarte desde la imaginación, el único territorio donde puedo convocar tu fantasma. Si tan sólo esos besos fueran reales...

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